Nos tejió en su utopia al decirnos que América no fue descubierta, si no que nació libre y volverá a serlo. Nos recordó que los pueblos originarios nunca cesaran de existir mientras sigamos soñando en el futuro en que América volverá a ser libre. Que la libertad es un destino irreversible, sólo que apenas nacen sus fuegos, y son aun pequeños sus brillos y es grande el continente.

Caminó lento en nuestra lucha y jamás le tuvo miedo a la verdad de América: que esta encarcelada a una pesadilla forjada por ladrones de sueños, de materia prima y trabajo forzado; y que piensan inútilmente que el fuego se puede apagar con balas.

Nos dijo que la ciencia no es la que producimos, si no la que ya esta ante nuestros ojos y nuestra realidad. Que a veces los silencios son más fuertes que los gritos, y que si aprendemos a escuchar, sabremos que estamos hechos de historia y no de átomos perdidos.

Ya ha de estar tomandose un mate con nuestro único cristo, el Che, viendo los destellos de dignidad que brillan y se esparcen por todo el continente.

Una cafecito con nuestra comandanta Ramona, recordando la toma de San Cristóbal de las Casas con rifles de madera pero con la poderosa razón de mujer que toma posesión de su autonomía y su derecho a ella.

Compartiendo el pan con Salvador, y cantando a voces vivas la memoria de nuestros pueblos con Mercedes y Violeta.

Vino tinto con nuestro comandante Hugo, y con nuestro/as eternos guerrillero/as somnolientos que jamás dejaron de soñar y tejer la libertad y el jubilo de toda Nuestra América.

Unión del Barrio – 13 de abril de 2015